martes, 29 de noviembre de 2011

reflexión



Lo vi, lo vi allí parado, saludando con su mano arrugada sobre el bastón. Quiso llevarme a su lado, atrayéndome con su voz pero yo preferí observarlo. Hoy sigo aferrando este odio a aquél paraje blanco, lleno de eco. Martirizaba ese silencio que se oyó. Apretaba fuerte con mis dedos a mi chaleco hasta romperlo de rabia. ¿Qué es lo que haría, si no? Él solo me miraba, me amenazaba con aquél vuelo sin dirección. Estancó en una llanura de mis pupilas, intentó abrirlas al exterior. Ahora afila esta linea con una lente de cartón y se ve tan turbio todo… Pude pensar en llegar a pedirle perdón, pero… qué hice para tener que arrodillar mi tez en este cielo? Anochece cada mañana de nuevo. Veo estrellas en un llavero que me suplican libertad… es él dueño y no puedo soltarlas. Miedo a que me pille y recibir otra charla. Pierdo, porque soy una cobarde y vivo achantada, ando de espaldas sin ningún reflejo. Es este lugar en el que nos vemos viejos ante un cristal. ¿Quién eres? ¿Y quién eres tú? Yo soy un espectro con un áurea de luz que me alumbra este pequeño círculo. Solo soy ego, no veo al prójimo, me quiero a mi mismo, no siento compasión, no tengo corazón que sienta amor por otros. Nunca estoy triste, nunca estoy feliz, nunca me noto latir ni abatir alas de mariposas dentro. Siempre ando cabizbajo en un camino de tormentos, haciendo de un mundo atajos sin dirección. 
Bien… pues yo soy el vértigo en un accidente entre aviones. Soy el choque de dos golpes en una noche. Soy el alcohol de un borracho que no sabe beber. El perder de un anciano al atardecer. Soy la bala que dispara ese rifle, soy el barrote de una cárcel, el querer y ser imposible. Soy tu reflejo en un espejo grande. Soy el morir de hambre. Soy ese retorcer cuando muere alguien. Soy la palabra grave y el sonido agudo de una canción. Soy el llanto, el grito… soy el no de cualquier acción. Soy el desesperar de una desesperación. Soy todo lo cruel, lo malo, lo infame… el querer retroceder cuando ya es tarde. 
¿Y qué hacemos tú y yo bajo órdenes de un sabio? No hubo valor para romper un pacto, un contrato. Él quedó en protegerme y yo en guardarle respeto y fe. Feché aquella puerta por la que entré y me harté de ser un guiñol de teatro. Fue este viejo quién me ató y me maneja todo el rato pero ya me cansé. Deshago este nudo que estrecha mi garganta y me da sed. Corto los hilos que me atan, el silencio que me mata y me impide volver. Hoy te digo adiós. Dejo el paraje blanco sobre este folio. Todo lo que usted me enseñó no me sirvió, se lo devuelvo. Hoy retrocedo para cerrar el cajón de los recuerdos. Y todo ese camino de ….."salvación" , quítelo del medio, ya no creo, ya no cedo, ya no miento…. lo siento, Dios, sujete su bastón de nuevo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario