lunes, 30 de enero de 2012

Como una bocanada de humo helado, trinan.

Otra vez soñando más de lo debido. He intentado hacer volar a estos diecisiete folios doblados, plegados  una y otra vez hasta armar la figura de un pájaro. No tan libre como los de verdad. ¿Vuelan? Me dijeron que tenía que humedecer el pico, nunca comprendí por qué de esa manera planeaban el vuelo más consistente. Y ahora que los tengo en fila, alineados como palabras en este texto, me permito empujarlos al vacío. ¿Realmente quieren ellos volar? Qué más da lo que quieran... Yo quiero ser libre y plegarme como ellos, aunque breve fuese el viaje.
Hacer de este pasaje por la vida un lienzo. Escribir un libro sin hallar palabras en él. Hacer una película con guión de miradas. ¿Perder el tiempo? Pierdo el tiempo constantemente imaginando que haría con él si lo tuviera. Y mientras que todo esto ocurre, me machaco la cabeza golpeándola contra una pared que tampoco existe aunque, igual, me la está haciendo añicos. "¡EGOÍSTA!" No paro de gritar. Me pregunto si es a mi a quien quiero martirizar repitiendo esa palabra, a viva voz. 
Más de una vez pienso que lo soy. Siempre preocupada pensando en tantos lienzos invisibles, en otros millones de miserias interiores que… no son nada. Y si son algo en esos momentos, desaparecen cuando luego llega la vida con sus situaciones reales, con los cuadros sólidos de enrevesadas texturas y colores difíciles de conseguir.  
Hoy no quiero ser yo quien retome el pasado para empezar de nuevo y volverlo a intentar. Le regalo esa oportunidad a quién más la necesite. Y estoy segura de que esa persona me lo agradecería, si esto fuese posible. 
Evito el paso en todas las malas situaciones de gritos, desesperación, llantos y fuerza humana que nos trajo hasta ellas. Aunque, de una manera u otra, no son más que reacciones. Reacciones que quizás no fueron correctas. ¿Qué reacción es correcta? He de reconocer que hoy no puedo seguir respondiéndome. Y que por más que lo intente, mis dilemas se desarman como flanes al vivir este tipo de reacciones ajenas.
Así que me vuelvo, como cobarde que nunca dejé de ser, a plegar estos trozos de papel que me sobran de par en par. Sigo el vuelo breve de mi bandada y los observo, debo fijarme, incluso, qué hacen ellos para imitarlos y sentirme como una más.
Como una bocanada de humo helado, trinan. 

domingo, 29 de enero de 2012

una más.

Aprendí a usar la razón, pues comprendí que las cosas no funcionan por la gravedad de su impulso y mucho menos por cantidades de deseo se inviertan en ellas. ¿Aprendí, realmente? ¿Para qué engañarme? Se que por mucho que me intenta convencer, esta maldita ética, este maldito tic-tac constante que me agujerea el cerebro como gota que no cesa; no me dejará apartar las cortinas que me hacen verlo todo tan turbio. Con exactitud, veo un paisaje de colores vivos pero tenues. Pájaros que desaprendieron a volar y ahora están sentados sobre ramajes, apedreando sus vidas unos a otros mediante miradas vagas y tristes. Y saben que si, que ahora sus vidas dependen de la misma razón que yo ando buscando, pero igual... no saben dónde está. Así que juegan, se hacen convencer unos a otros de que su plumaje es brillante y perfecto, aunque la verdad es que son tan grises como el vuelo que ya no emprenden.
Y su trinar de jilgueros ahogados en mitad de un océano de jaulas. Jaulas que ellos mismos han decidido fundir a sus alas. Casi no sienten, casi no piensan, casi ni saben que existen. Y cuando me acerco a uno de ellos para recordarles que siguen siendo en ese lugar, me doy cuenta de que... yo también enjaulé a todo lo que pienso, todo lo que siento... todo lo que soy.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

martes, 29 de noviembre de 2011

reflexión



Lo vi, lo vi allí parado, saludando con su mano arrugada sobre el bastón. Quiso llevarme a su lado, atrayéndome con su voz pero yo preferí observarlo. Hoy sigo aferrando este odio a aquél paraje blanco, lleno de eco. Martirizaba ese silencio que se oyó. Apretaba fuerte con mis dedos a mi chaleco hasta romperlo de rabia. ¿Qué es lo que haría, si no? Él solo me miraba, me amenazaba con aquél vuelo sin dirección. Estancó en una llanura de mis pupilas, intentó abrirlas al exterior. Ahora afila esta linea con una lente de cartón y se ve tan turbio todo… Pude pensar en llegar a pedirle perdón, pero… qué hice para tener que arrodillar mi tez en este cielo? Anochece cada mañana de nuevo. Veo estrellas en un llavero que me suplican libertad… es él dueño y no puedo soltarlas. Miedo a que me pille y recibir otra charla. Pierdo, porque soy una cobarde y vivo achantada, ando de espaldas sin ningún reflejo. Es este lugar en el que nos vemos viejos ante un cristal. ¿Quién eres? ¿Y quién eres tú? Yo soy un espectro con un áurea de luz que me alumbra este pequeño círculo. Solo soy ego, no veo al prójimo, me quiero a mi mismo, no siento compasión, no tengo corazón que sienta amor por otros. Nunca estoy triste, nunca estoy feliz, nunca me noto latir ni abatir alas de mariposas dentro. Siempre ando cabizbajo en un camino de tormentos, haciendo de un mundo atajos sin dirección. 
Bien… pues yo soy el vértigo en un accidente entre aviones. Soy el choque de dos golpes en una noche. Soy el alcohol de un borracho que no sabe beber. El perder de un anciano al atardecer. Soy la bala que dispara ese rifle, soy el barrote de una cárcel, el querer y ser imposible. Soy tu reflejo en un espejo grande. Soy el morir de hambre. Soy ese retorcer cuando muere alguien. Soy la palabra grave y el sonido agudo de una canción. Soy el llanto, el grito… soy el no de cualquier acción. Soy el desesperar de una desesperación. Soy todo lo cruel, lo malo, lo infame… el querer retroceder cuando ya es tarde. 
¿Y qué hacemos tú y yo bajo órdenes de un sabio? No hubo valor para romper un pacto, un contrato. Él quedó en protegerme y yo en guardarle respeto y fe. Feché aquella puerta por la que entré y me harté de ser un guiñol de teatro. Fue este viejo quién me ató y me maneja todo el rato pero ya me cansé. Deshago este nudo que estrecha mi garganta y me da sed. Corto los hilos que me atan, el silencio que me mata y me impide volver. Hoy te digo adiós. Dejo el paraje blanco sobre este folio. Todo lo que usted me enseñó no me sirvió, se lo devuelvo. Hoy retrocedo para cerrar el cajón de los recuerdos. Y todo ese camino de ….."salvación" , quítelo del medio, ya no creo, ya no cedo, ya no miento…. lo siento, Dios, sujete su bastón de nuevo. 


lunes, 28 de noviembre de 2011

Soy.


Bailo con mi dedo índice por el filo de este vaso. Incliné mi imaginación fértil y un sigilo la alcanzó, la hizo vapor, la emborrachó de una presión infantil y la violó. Hoy crecen de ese momento, cientos de pedazos de carbón. Ciscos manchan mis dedos de negro. Forma tal jaleo entre mis labios que hoy besan el filo de ese vaso y me convierten en veneno. Soy esa saliva espesa en un terminar de vivir, soy todas esas fiestas lejanas de aquí, soy la brisa cálida que te coge de la mano, hoy solo soy todo lo bueno que te lleva al otro lado. Soy la muerte, soy la vida, un en frente de un suicida que intenta abatir sus alas en la azotea de un rascacielos sin salida. Hoy soy todo el mal que hay en tu alrededor. 

jueves, 24 de noviembre de 2011

Sigo siendo la misma.


Alerté de toda mirada que se fijase en mi. Haciendo mil piruetas por una linea. Siempre anduve con la cabeza agachada, apuntando a todo aquél que levantase un segundo a mi perspectiva. Estuve tan negativa todos estos años atrás. Quise agarrar una cuerda y atármela para no volver a respirar. Y allí me encontré, con un cuchillo, un par de muñecas y nada de valor. Una bañera rebozante de vapor como en las pelis, y me sumergí. Aguanté la respiración todo lo que pude y no encontré nada, desperté de un mal sueño. Todo fue un mal sueño, arranqué a pedazos, aquellos garabatos y trazos de la noche anterior. Sequé mi escritorio, limpié la tinta de aquella canción. Pero no, nada había cambiado. Yo seguía siendo una triste vagando por hilos frágiles. Seguía contando de tres en tres escalones inalcanzables. Y seguía mirando hacia abajo por aquellos caminos errantes que me fallaron. 
Y ya qué más puedo recordar? si tomé valiums cada noche para olvidar el día. Y por cada golpe de reloj me pegué una paliza a mi misma… aún ando curando heridas. Y cada una de vuestras palabras es como una gota de alcohol en ellas. Puede que si… que al principio escuezan, pero luego una ya se va acostumbrando y solo me sirven para cerrar cicatrices. Quise abatir mis hélices y echar a volar pero no sigo siendo más que una triste.