jueves, 24 de noviembre de 2011

Sigo siendo la misma.


Alerté de toda mirada que se fijase en mi. Haciendo mil piruetas por una linea. Siempre anduve con la cabeza agachada, apuntando a todo aquél que levantase un segundo a mi perspectiva. Estuve tan negativa todos estos años atrás. Quise agarrar una cuerda y atármela para no volver a respirar. Y allí me encontré, con un cuchillo, un par de muñecas y nada de valor. Una bañera rebozante de vapor como en las pelis, y me sumergí. Aguanté la respiración todo lo que pude y no encontré nada, desperté de un mal sueño. Todo fue un mal sueño, arranqué a pedazos, aquellos garabatos y trazos de la noche anterior. Sequé mi escritorio, limpié la tinta de aquella canción. Pero no, nada había cambiado. Yo seguía siendo una triste vagando por hilos frágiles. Seguía contando de tres en tres escalones inalcanzables. Y seguía mirando hacia abajo por aquellos caminos errantes que me fallaron. 
Y ya qué más puedo recordar? si tomé valiums cada noche para olvidar el día. Y por cada golpe de reloj me pegué una paliza a mi misma… aún ando curando heridas. Y cada una de vuestras palabras es como una gota de alcohol en ellas. Puede que si… que al principio escuezan, pero luego una ya se va acostumbrando y solo me sirven para cerrar cicatrices. Quise abatir mis hélices y echar a volar pero no sigo siendo más que una triste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario